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Soy una sesentona con alma de colegiala.

2010/04/01

¡Atrapada!

Hola, soy Mensa o Carmen
Son las seis de la mañana. Soledad se dispone a levantarse, después de haber mantenido relaciones sexuales no consentidas con su pareja, cual es su deber. Se toma la “pastilla de la indiferencia”, para poder soportar el día; va a la cocina, sin hacer mucho ruido pues no quiere despertarle antes de la hora en que tiene que ir a su trabajo, ya que se levantaría de mal humor, y eso le estropearía le mañana. Una vez hecho el café y preparado el desayuno y el de sus hijos, se lo lleva, con la duda que pueda estar muy caliente, o amargo, o demasiado dulce, y es que no siempre acierta.

Le queda poquito para estar unas cuantas horas en el cielo, como ella dice, pues él no vendrá hasta pasadas las seis de la tarde, después de haber pasado por el bar, y echarse alguna que otra cervecita. Todo el día se estará haciendo preguntas como: ¿Con qué humor llegará? ¿Le gustará la comida que le preparó? ¿Estará salada o muy sosa? Quizá esté demasiado caldosa, o tal vez tendrá poco caldo... ¿Cuál será su reacción cuando vea el recibo de la luz, o del agua, o del teléfono? Siempre tiene la esperanza que la vea antes que sus hijos lleguen por si le da por formar una de las suyas...

Por fin llega, con esas acostumbradas copas de más, pues no todo va a ser trabajar, para que ella se gaste su dinero en tonterías como comprar un ramo de flores para sus padres fallecidos, o ir a visitar a un familiar moribundo en el hospital. No le sienta nada bien que la factura del teléfono ascienda a la friolera de ochenta y seis euros con algún que otro céntimo, y le dice que procure hablar menos (todavía), pues si no le da de baja. A ella no le quedará más remedio que decírselo a sus hijos, que por favor, usen lo menos posible el teléfono, pues la cosa no está como para gastos extras (siempre disimulando).

Con un poco de suerte, la cena estará a su gusto, piensa Soledad, pero no, resulta que esa noche le apetece que le haga una tortilla, y tiene que dejar de ver su programa preferido para ir a cocinar de nuevo, y, ya la comida que estaba hecha, no la querrá al siguiente día, pues eso sólo es para los perros o los cerdos... Mientras espera por esa tortilla, le cuenta las batallas en el trabajo, y descarga con ella toda su ira y mal humor. Sus hijos no tardarán en llegar y ella se apresura a tenerlo todo listo en el dormitorio para que su marido, o pareja, no grite cuando estén en casa. Llega la hora de ir a la cama, después de hacer las debidas comprobaciones. Se acuesta, siempre con la esperanza que el día siguiente será diferente, que todo habrá sido un mal sueño, y que despertará al lado de ese hombre que la enamoró con sus bellas palabras, sus ramos de flores, y sus insistentes llamadas...

Pero no, al día siguiente, a las seis de la mañana, se habrá levantado, después de haber mantenido relaciones sexuales no consentidas, pues si se niega, su marido , o pareja , le tirará en cara que si está lo suficientemente saciada como para no tener relaciones con él, y empezará un nuevo día, no sin antes tomarse la pastilla de la indiferencia, deseando que se vaya al trabajo para vivir unas cuantas horas en el cielo...

Dedicado a todas las personas maltratadas del mundo, sin distinción de edad, de nacimiento, raza, , religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal , social, o parentesco.

Mensa Santana

1 comentario:

  1. El texto genial. Veo que manejas muy bien el blog, que se te da de lujo escribirlo, toda una profesional, como si llevaras toda la vida en esto.
    El sentido, el interior del texto, buenisimo. Muy triste, pero a la vez conmovedor, de verdad. Quizas le vendría mejor un final más alegre...pero estas historias no tienen finales felices en la mayoría de los casos, y es la tristeza en si, ojala con el tiempo la sociedad cambie y esta historia sea solo eso...una simple historia...
    sencillamente buenisimo, enhorabuena.

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